domingo, 19 de abril de 2020

Sin rastro




Si pudiera volver a un momento sería al que te conocí. Si pudiera borrar un instante, también.

No hay mucha diferencia entre el amor y el dolor si te los causa la misma persona. Por eso todas tus caricias me dejaron cicatriz.

Porque entendí finalmente que el amor no tiene que doler, y fui muy ingenua al creer que sí.

Ya no quedan rastros de aquella niña que creyó haber descubierto el octavo color del arcoíris cuando te conoció.

O la que se emocionaba al escribirte tantas cartas que leías con tu corazón analfabeta.

Ya no hay rastros de aquella que se ponía en último lugar solo para demostrar(te) que sí eras lo más importante. Me desconozco tanto ahora que aprendí a vivir sin ti.

Todo se ve incluso más bonito, seguramente porque la belleza está en lo real y me tardé mucho en aceptarlo. 

Viví muchas fantasías de tu mano, tantas, que no podía distinguir lo que era cierto y lo que no.

Entonces ya no existen esos días en los que pasaba de la risa al llanto gracias a ti. Entonces ya no hay rastro de aquel extraño que decidió que para ser “inolvidable” hacía falta herir.  

No, no, no. No era necesario que tu huella se convirtiera en marca. No era necesario engañar hasta el punto de convencerme que no merecía el amor.

Ya no hay rastro de ti, tampoco de la mujer que te entregó una a una sus palabras. Ni de esa que juró que iba a esperarte hasta que tu corazón estuviera listo.

Y al mirar hacia atrás solo puedo ver(me) con ternura y pena. Tan avergonzada y al mismo tiempo orgullosa, de haberle apostado todo a un amor que estaba destinado al fracaso.

Ya no hay rastro de tu sonrisa ni de mis lágrimas. No hay rastro de esa inseguridad que me hacía pensar que nunca sería suficiente para nadie más.

Ya no hay rastro de la que necesitaba ir de tu mano para caminar ni de la que pensó que al contarte sus sueños podría cumplirlos.

Ya no hay rastro de esa que al soplar las velas en su cumpleaños solo deseó que volvieras.

Ya no hay rastro de ese cuerpo que sucumbía ante tu tacto y se rendía por tus besos.

Ya no hay rastro, gracias a que nada ni nadie duele para siempre.

@MassielVargasP

0 comentarios :

Publicar un comentario