Todavía recuerdo nuestra última conversación, de esas que te dicen tanto y nada a la vez.
Recuerdo que me dijiste lo complicado que era quererte. No
sé si lo hiciste para asustarme o para abrirme los ojos a una realidad
que me negaba a aceptar.
Dijiste que eras difícil y por supuesto, quererte me iba a
complicar las cosas. Yo no sé exactamente cómo me sentí, si te creí o
no. No sé si estabas siendo sincero o simplemente buscabas alejarme.
Te pregunté por qué, porque si algo era sencillo para mí en
ese momento era quererte. Quererte bonito, de verdad... no como una
frase que dices por compromiso o a la ligera, lo mío era genuino.
Entonces divagaste, no me diste ni una razón válida para
dejar de pensar que eras la persona indicada para mí. Probablemente iba a
equivocarme, como tantas otras veces, pero te dije lo que sentía justo en
ese momento: me tenía sin cuidado que fueras el ser más complicado de
la existencia, yo te iba a seguir queriendo y tal vez más que antes.
Lo de quererte era completamente cierto, no fingí ni un
solo minuto. Todas mis palabras, todas mis acciones, mis silencios, mis
miradas, cada parte de mí deseaba quererte como te lo merecías.
Y te quise a pesar de todo y de todos. No me importó nadie más que tú y espero que a estas alturas lo tengas claro.
Quizás lo más sencillo hubiera sido no elegirte, no
"complicarme" la vida entregándole mis sentimientos a alguien que en
ocasiones se comportaba como un extraño. Lo más sensato hubiera sido
rendirme, dejarte atrás y seguir como si nada, esperando encontrar otro
camino más fácil de transitar.
Ahora entiendo que tenías razón, que eras difícil. Tan
difícil que ni queriendo podía entenderte, tan difícil que dolía darme
cuenta que todos mis esfuerzos por verte feliz eran en vano. Tan difícil, tan frustrate, tan hiriente que ya no sonreía
como antes.
Y entendí por fin que lo de esa noche fue una advertencia y
no un reto. Me dijiste entre líneas que no debía quererte y yo no supe
verlo.
Me arriesgué porque en algún punto lo complicado logró
seducirme. Me dejé llevar y perdí todo este tiempo tratando de querer a
alguien que no pretendía ser querido, o al menos no por mí.
Hoy por hoy, después de pasar de la tristeza a la rabia, de
la rabia a la decepción, y de regreso... entiendo que me enseñaste la
mejor lección de mi vida.
Me encanta lo complicado porque lo fácil se espuma en un
parpadeo. Me encanta sentir que realmente lucho por algo, que me
esfuerzo, que dirijo todas mis fuerzas hacia un fin.
Lo complicado es lo que le da sentido a tu vida, lo que te
llena, lo que te marca. Simplemente hay que recordar que hay quienes
prefieren tomar atajos, que no les importa ir más allá. Lo complicado fue darme cuenta que nunca fui una prioridad, siempre a la espera... siempre esperando que te decidieras.
Lo complicado fue empezar de nuevo, dejar de pensar que un día te decidirías por mí. Lo complicado fue reconocer que nadie tiene la culpa de esto, que pasó y no hay vuelta atrás.
¿Y cómo se supone que seas feliz si todo te llega del
cielo? Luchar es una de las cosas más fascinantes porque te prueban, te
retan, te cambian y de eso se trata querer.
Es complicado, lo sé y siento que yo también lo soy. Sólo
puedo decirte que me demostraste que hay personas por las que no vale la
pena complicarse la vida.
@MassielVargasP
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