Me tomó largo tiempo entender que lo único que puedo cambiar es a mí, porque los demás... no siempre serán lo que yo deseo.
Deseos, cuántos deseos. Ojalá el genio de Aladín me hubiera cumplido mis tres deseos, en aquel tiempo tal vez, todos habrían sido para darle felicidad a alguien más, pero hoy, no.
Sucede que la vida no es lo que tú planeas, pero a veces, es mejor así. Te sorprendes, te das cuenta de que la imperfección es la muestra más perfecta de humanidad. Sí, todos somos buenos en algo, todos cometemos errores, enormes. Pero a pesar de eso, somos felices.
Soy feliz y no es por alguien, no tiene que ver con mis logros ni desaciertos... es algo mucho más grande, es amor. Un amor distinto al que sientes por una persona, que te engaña, te usa, te hace sentir la persona más afortunada... ese amor es necesario, pero hay otro mucho más difícil de hallar.
Tu amor, tu propio amor... ese que sacrificamos por alguien, ese que nos cuesta tanto valorar, ese que nos empeñamos en negar, pero que siempre está allí.
Y si pudiera cambiarlo todo, no cambiaría nada. Y si pudiera ser diferente, tal vez, me quedaría igual, sería la misma. La de la sonrisa, la de las lágrimas, la del "no puedo", la que dice "lo intento", la que se come las uñas cuando está nerviosa y la que saca las garras cuando es hora de luchar. Esa soy yo, y no hace falta que alguien me apruebe, simplemente soy así. La que en ocasiones apoya a otros y se olvide de sí misma, la que se cae y se levanta... a la que a veces levantan, la que no se rinde y la que tira todo a la basura de vez en cuando. Sí... soy yo, la misma que nunca quiso perder, hasta que entendió que no siempre se puede ganar.
Yo, la que se preocupa por el qué dirán, pero al mismo tiempo, no se deja etiquetar. Yo, siempre yo, aunque no les guste, aunque me critiquen.... aunque yo misma me juzgue.
Massiel Vargas (@MassielVargasP)
0 comentarios :
Publicar un comentario